El auge de la inteligencia artificial está provocando un fuerte aumento del consumo eléctrico en Estados Unidos, que ha pillado desprevenidas a las empresas eléctricas y a los reguladores. En el "callejón de los centros de datos" del norte de Virginia, la demanda es tan alta que la empresa local de servicios públicos detuvo temporalmente las nuevas conexiones de centros de datos en 2022. En todo el país, el consumo de electricidad sólo en los centros de datos podría triplicarse en 2030 hasta alcanzar los 390 Teravatios-hora. Si añadimos las nuevas fábricas de baterías para vehículos eléctricos, las plantas de chips y otros tipos de fabricación de tecnologías limpias impulsadas por incentivos federales, se prevé que la demanda aumente un 1,5% en los próximos cinco años, el ritmo más rápido desde la década de 1990. Incapaces de mantener el ritmo, algunas compañías eléctricas se apresuran a revisar sus previsiones y a reconsiderar sus planes anteriores de cierre de centrales de combustibles fósiles, a pesar de que el Gobierno de Biden aboga por más energías renovables. Algunas centrales de carbón antiguas seguirán en funcionamiento hasta que la red eléctrica aumente su capacidad de producción. El resultado podría ser un aumento de las emisiones a corto plazo y el riesgo de que se produzcan apagones si la infraestructura sigue yendo por detrás de la demanda.

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