Han surgido informes recientes sobre la actualización de Windows 11 del 13 de agosto que rompe las configuraciones de arranque dual que ejecutan Windows y Linux en el mismo equipo. Muchos usuarios han informado de que las últimas actualizaciones de Windows están causando graves problemas con sus instalaciones de Linux, a menudo impidiendo que Linux se inicie por completo. La raíz del problema radica en cómo estas actualizaciones interactúan con el sistema que gestiona el proceso de arranque del ordenador, afectando especialmente a las configuraciones que utilizan GRUB (GRand Unified Bootloader). Con la instalación de la nueva actualización con los parches CVE-2022-2601, Microsoft intentó corregir la configuración de Secure Boot Advanced Targeting (SBAT) para bloquear la carga de los gestores de arranque Linux vulnerables. Sin embargo, numerosos usuarios descubrieron que después ya no podían acceder a sus sistemas operativos Linux.

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