Aunque los productos de Intel se centran principalmente en los procesadores, o cerebros, que hacen funcionar los ordenadores, la memoria del sistema (es decir, la DRAM) es un componente crítico para el rendimiento. Esto es especialmente cierto en los servidores, donde la multiplicación de los núcleos de procesamiento ha superado el aumento del ancho de banda de la memoria (en otras palabras, el ancho de banda de memoria disponible por núcleo ha disminuido). Hasta ahora, este desajuste podía crear un cuello de botella en las tareas informáticas más exigentes, como la modelización meteorológica, la dinámica de fluidos computacional y ciertos tipos de inteligencia artificial.

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